La lavandera de las palabras. Arma blanca . Melanie Pérez Ortiz.

La lavandera de las palabras:
A propósito de Arma blanca (San Juan de Puerto Rico: Trabalis, 2018), de Rafel Courtoisie
por
Melanie Pérez Ortiz

Rafael Courtoisie Melanie Pérez Ortiz Festival de la Palabra Puerto Rico
Rafael Courtoisie Melanie Pérez Ortiz

Un poeta no es más que una lavandera. Ñangotados ante la mesa de un río que es un peñón plano, un altar, con los pies en el agua, golpean las palabras usadas y sucias contra las piedras dejando escapar la espuma corriente abajo, hasta que relucen nuevamente nuevas y olorosas, secadas al sol luego de haber sido enjuagadas con añil.

Esta imagen que propongo, la de una mujer inclinada sobre una piedra, no sale del libro que aquí reseño, pero sí, porque el fin del trabajo de Rafael Courtoisie con las palabras es también el de toda poesía. Es remozar el lenguaje para que pueda nuevamente decir el mundo. Entonces, ese libro lleno de mujeres de piedra, petrificadas, o estatuas que son objeto de deseo y fuente de goce cuya materia la voz poética confunde con la carne, origen y fin de todo, me permite imaginarme la imagen caribeña de una mujer ante una piedra: la lavandera que es él, porque el lenguaje está enfangado de olvido y de miserias y necesita mollero y agua para que pueda volver a decir algo.

Marya Santos Febre Rafael Courtoisie  Melanie Pérez Ortiz Festival de la Palabra Puerto Rico
Mayra Santos Febre Rafael Courtoisie  Melanie Pérez Ortiz

Además, uno de los mejores poetas latinoamericanos del pasado siglo, el peruano César Vallejo, cuya obra aparece en diálogo en este libro, hacía equivaler su objeto de deseo llamado Otilia, mientras estaba preso, con una lavandera. Era la lavandera de su corazón que le dejaba el traje lavado y planchado. El traje era su piel que por arterias conecta con el músculo que bombea sangre. Se trata de, a través de las palabras, darle sangre, volverle la vida a la estatua que aún en su frío de piedra le devuelve la vida al poeta en un acto recíproco de amor, que no se olvida tampoco del amor propio.
¿Para qué sirve la poesía? ¿Tantas lavanderas necesitamos? Piensen en la crisis actual y cómo no hay narrativas que nos conduzcan a la felicidad. La vida es absurda. Nacemos para morir y este cuento que es el primero que se nos contó después de que la manzana prohibida—la pérdida de inocencia—desencadenó la historia porque ella es deseo. “El deseo es una línea, contrario al goce que es un punto,” declara el poeta. Como la historia y el tiempo que son líneas. Entonces las palabras se vuelven la persecución de la carne más allá de la piedra que terminaremos siendo todos para volver a ser humanos. La labor es la más urgente, la más importante porque en este momento todas las palabras que llegan (y son muchas, por medios digitales y traídas por el viento escopeteadas por altoparlantes y bocinas, además del ruido citadino) nos golpean como piedras. Nos están matando a pedradas y ante el altar que también fue originalmente una piedra hay que ponerse en cuclillas para obligar al agua a llevarse corriente abajo la violencia que trae incrustado en los poros el lenguaje piedra.

Mayra Santos Febres Rafael Courtoisie Festival de la Palabra Puerto Rico
Mayra Santos Febre Rafael Courtoisie 

Los modernistas ya trataron. Ante el ruido, el polvo y el hambre que es la modernidad en su etapa industrial, la modernidad que en países de desarrollo desigual no es más que deseo y violencia, atacaron la palabra con los siete sentidos (el olfato, el tacto, el oído, la vista, el gusto) para volverlas a la carne, para evitar quedar congelados como piedra en el jardín de algún rey burgués tocando una cajita de música. Courtoisie reconoce el camino. No se puede revivir un muerto sin dialogar con muertos porque ellos saben los secretos del tiempo. Entonces como si fuera poeta modernista pasa por el lujo del diálogo con los dioses que son nuestros ancestros, en lenguaje lleno de miel y aromas frutales y etílicos. Pero sin rimas consonantes ni musicalidad sino con una prosa poética a veces de matices filosóficos, lo cual implica que lo que busca es preguntar para saber sobre las cosas, otra vez, inaugurando el mundo en el lugar en que el modernismo se junta con la vanguardia.
El libro es un diccionario que va dando definiciones. Es una gramática que se va aclarando cómo es que funciona la máquina de las palabras en diálogo con el mito. Como Pablo Neruda escribe cantos a las cosas. Neruda para honrarlas con la atención del poeta consagrado que baja del Olimpo al mundo natural y así pretender hacerse pueblo, en sus “Odal elementales”. Courtoisie para que aparezcan de nuevo en la realidad olvidada de los términos: abstención, la pimienta, whisky, aceitunas.
El poeta es un mago (Abracadabra 77). Un prestidigitador. Eso quiere decir que hace trampa, que se saca las cosas de la manga, que como dios puede hacer nacer una paloma con solo soplar un puño cerrado. Se repiten sonidos y se invierten como la lavandera que golpea una y otra vez el pedazo de tela contra la piedra. Primero al derecho, luego al revés. (El monstruo del lago 95). Se trata de devolverle el poder a la palabra del encantamiento que mágicamente produce un efecto, porque dice el poeta en intuición anti-Saussuriana que las cosas están escondidas en las palabras.
Así, de momento las palabras rescatan una escena que debe de tener millones de años. Por ahí flotaba hasta que el poeta mediador entre vivos y muertos nos recuerda: Tened cuidado con las palabras porque hacen magia y así pueden ser peligrosas. Transcribió la escena atrapada del aire proveniente de un pasado antiguo, la escena de una explosión. (Voces, 114). También el futuro está hecho de palabras porque ellas, ya dijimos, ¿ya dijimos?, son todo el tiempo y el espacio y la materia.

Rafael Courtoisie Festival de la Palabra Puerto Rico
Rafael Courtoisie

Me descubre que los hijos están hechos de las palabras de los padres (122). Los hijos no son solo nuestros genes. No nacen cuando los parimos, sino que los vamos haciendo a retazos de miedos y sueños, de furias, de juegos de palabras que adiestran y hacen recordar que a pesar de todo ahí está la risa. Si sabemos así el lenguaje, entonces hacemos poesía fantástica y hacia el final de esta colección de poemarios hay algo de eso.
Las mujeres están por todas partes de la colección como apariciones que la voz poética lucha por nombrar sin poder acceder a su carácter divino, fuente de agua y con ella del mundo: “Un lago tibio les crece entre las piernas y en el fondo del lago colean pececillos y se escurre en lo profundo su rojez partida en dos”. Entonces, de ella nace toda la vida en el planeta.
El arma blanca es una niña con puñal en mano. Empuñar un arma blanca es más antiguo como método para matar que el arma de fuego. Se llama lengua la lama de un arma blanca y así evoca el poeta el fuego implícito en la lengua. Recordemos que el fuego es sagrado y entonces, una niña con una lengua de fuego en la mano, una niña que será hecha de nuestras palabras, ¿cómo será? ¿Su lengua de fuego se volverá contra nosotros o repetirá las palabras que le heredamos, ya adueñada de la tradición para transformarla?
Rafael Courtoisie Arma Blanca Antología Poética Trabalis Editores Puerto Rco
Rafael Courtoisie Arma Blanca Antología Poética Trabalis Editores Puerto Rco

Se trata de una antología; una colección. El libro recoge diversos poemarios de Courtoisie en los que se puede ver la coherencia de sus propuestas, puesto que se leen los poemarios en diacronía para descubrir que, en ellos, además de lavar palabras ante una piedra con los pies inmersos en el río, el poeta advierte que el futuro entero depende de la magia del lenguaje y nos deja al cerrar el libro esta responsabilidad helada, la de no dejar que se apague el fuego. 

Melanie Pérez Ortiz
Catedrática
Departamento de Estudios Hispánicos
Facultad de Humanidades
Universidad de Puerto Rico
Recinto de Río Piedras

Festival de la Palabra. Puerto Rico.
Festival de la Palabra. Puerto Rico.
Fotografía: Kendra Valencia Torres

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